¿Quién no ha recogido alguna vez un objeto de la basura al que ha dado una nueva vida? Los contenedores y sus alrededores se han convertido poco a poco en la mejor tienda de segunda mano. Y también la más barata.
Cada día, millones de objetos que todavía son utilizables acaban su vida entre toneladas de desperdicios. Muchos de ellos se dejan fuera de las bolsas para quevenga
otra persona y pueda hacer uso de ellos. Pero también muchas veces las inclemencias meteorológicas o la propia suciedad acaban dejándolos por inservibles (electrónica, libros,
juguetes…).
Por eso en los Países Bajos quieren fomentar la reutilización de estos objetos que pueden tener un segundo dueño con Goedzak, una bolsa semi-transparente que permite a los transeúntes ver el interior y decidir si pueden hacer uso de las cosas contenidas en
ella.
La bolsa ha sido creada por Simón Akkaya, un estudiante de la Universidad Tecnológica de Delft (Holanda) y es comercializada por la empresa Waarmakers; y el pensamiento que se esconde detrás de la idea es que sean colocadas en la acera junto a las otras bolsas negras que contienen basura.
Gracias a su diseño, los contenidos son visibles para los transeúntes, y a la vez, se mantienen secos y limpios. El logo Goedzak indica a los peatones que los objeto en el interior están
disponibles para recoger y así se rompe otro de los principales muros para la popularización de la reutilización: el que dirán si te ven rebuscando en la basura.
Así, basta con abrir la bolsa, coger lo que quieras y cerrarla para el siguiente candidato. Y si nadie se aprovecha de estos regalos de promoción gratuitos, los camiones de la basura
recogen las bolsas junto con el resto de desperdicios.
Una idea simple, pero con un enorme potencial para hacer del acto de la reutilización algo que necesite el mínimo esfuerzo, estimulando la posesión y el consumo de una manera más consciente
y sostenible.
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